La radio es una orquesta y mi calle es Nueva York.
Los coches son carrozas para dos.
La tienda de la esquina un bonito salón,
dónde estamos bailando tú y yo.
Los gatos son palomas volando alrededor.
Las rayas del pijama, la prisión
a la que vuelvo siempre al despertar.
A la que vuelvo una vez más,
A la que vuelvo al apagar el despertador.
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