¿Qué se hace cuando no sabés que hacer? Cuando
creés tenerlo todo bajo control, y de un día para otro te das cuenta de que no
es así. Cuando estás perdido, no podés definir tus sentimientos, cuando nadie
te puede ayudar y ningún consejo te viene bien.
Pensar es una cosa, pero sentir es
otra muy distinta. Cuando sentimos no somos racionales, no obedecemos a lo que
el cerebro nos dice, no hacemos lo que dijimos que íbamos a hacer cuando pensábamos
cómo actuar frente a tal situación… La mayoría de la gente dice que lo correcto
es hacer lo que sentís, ¿pero qué pasa si siguiendo esos pasos salís aún más
lastimado? Yo creo que lo que está bien
es pensar las cosas, comparar, equilibrar, fijarnos qué nos conviene hacer,
decidir, y lo más difícil: actuar. Cuesta. Cuesta mucho. Es cuestión de tiempo
tomar fuerzas, tomar coraje, juntar valor, para de una vez por todas, ponerle
punto final a eso que tan mal nos hace. Bancarnos el dolor, sufrir por dentro,
llorar hasta quedarnos dormidos, y de a poco ir matando esos sentimientos
mezclados que tenemos dentro. Porque sí, es así… El corazón no piensa. Y
aunque puede llevarnos hacia donde realmente queremos ir, no siempre nos lleva
hacia donde más seguros podemos estar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario